Mira lo alto que está el cielo de mi cabeza.
A veces y solo a veces, pienso que consigo ver al dios que esconden sus nubes. Y le hablo. Lentamente a mis espaldas se está muriendo el cielo mientras al otro lado de la cama, le lloran las estrellas y la luna, hundidos en la misma sinfonía de lágrimas. Imagínate quién pintó el límite entre el cielo y el infierno. Por qué le sigo hablando al mismo dios; a veces ángel a veces demonio. Tengo cicatrices que fui ganando con el tiempo. A veces pienso que es mi fantasma quien está llorando desde el otro lado del espejo; preguntándome lo mismo. -¿Este dios sigue allí, tranquilo en su quietud? Cuando hablan los ángeles entre ellos. Yo les miro; busco entre los movimientos de sus labios. Algo que les delate. Lo que mejor explique; por qué solo ellos. Aún la noche no consigue sacarle su traje de luto. Y el cielo que está tan lejos sigue haciendo su brujería: Convirtiendo a un mortal en dios. Autor: Índice
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Cristian Eteo B."¡Vuestra pluma nos hará libres!" Archivos
May 2020
PoesíaNarrativa |