Verdosa,
De inmensa riqueza natural Desde lo más pequeño hasta lo más grande Es hermoso ver tu verde. La sombra que produce tu selva La melodía que sale de tus ríos Y los animales que habitan en ti, Cuanta belleza me dejas ver. Blancura, Tu pureza es única, Aunque te manches te mantienes limpia. Siento ese amor de ser hijo tuyo Mi sonrisa repele toda presencia oscura. Tú sonríes, eres libre, eres grande Eres estrella en el mapamundi Atraes, gustas y encantas Estás tranquila, estas en paz. Rojo, De valentía. De hacer frente al miedo Y decirle a la cara “yo también soy libre”. Es rojo que expresa los deseo de ser libre Que contagia esas ganas De gatear, caminar y volar. Rojo, de las hijas de Bisila, de los huelguistas de Banapa, Ese rojo de Enrique Nvo, de Acacio Mañe De Juan Roku, de Federeico Nandong De Alfonso Oyono Alogo, De todos los mártires que lucharon para verte sin cadenas. Rojo, ese rojo tienes. Azul Alzar la mirada y quedarse fascinado Sentir la brisa que sale de tus costas Y dejarse llevar por ella. Azulada, cuanto has crecido Ayer linda, hoy plenamente bella. Lo muestras todo Con tu cielo y tú mar cuidas de tus hijos. Azul, reluce fuerte Resplandece más y más Alimenta las esperanzas de una vida mejor. Sir Manoiká.
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Caminemos todos juntos
Con una felicidad tan fuerte Que si se cae uno Le levantamos todos. Sintamos nuestros colores Cuidemos de nuestra patria Somos todos hijos e hijas De esta hermosa nación. Hombre bubi, annobones, Bisio, combe y fang, Venir sentemos aquí. Mujer annobonesa, bubi, Fang, combe y la bisio Hagan su mejor plato Y conserven los valores. Nuestros problemas son nuestros Resolvámoslo todos, y todas. Que nadie se sienta discriminado, Enrique Nvo, Acacio Mañe, Bosio Y otros lucharon por la independencia, Nuestra independencia. Así, al unísono cantemos siempre Libre, libre somos Conservemos nosotros Y conservemos con todas La INDEPENDENCIA NACIONAL. Sir Manoiká Convidados están los señores,
En el Palacio de San Andrés; Corren muy deprisa los rumores, En aquella noche a las tres. Suspiros muy diligentes, Se oyen frecuentemente; Gana el miedo a la gente, Que lloran desconsoladamente. Si mucho supiera del palacio, Irían los rumores más despacio; Y no se sentiría este silencio, Que irrumpe en el vacío Mil lágrimas sueltan las damas, Angustiadas están sus almas; El miedo, que no brinda calma Sino un intenso terror en las camas. Son las tres y es el momento, Todos besan con el último aliento; A sus damas y a sus santos, Que para la ocasión viene perfecto. Leoncio Marquez |
Cristian Eteo B."¡Vuestra pluma nos hará libres!" Archivos
May 2020
PoesíaNarrativa |