Érase una vez una mujer, llena de virtudes sobrehumanas, amada y valorada por la raza humana. Conoció a un hombre, lleno de lo más vil del ser humano, al que no le temblaba la mano. Érase una vez una unión, de la que se perjudicó la mujer, pues el hombre no la supo entender. Años tras años, meses tras meses, la llama de la mujer se apagaba, su compañero el hombre no la avivaba. Érase una vez una fecha, la mujer antes agachada se levantó, por sus derechos y su bienestar ella exigió. El hombre asustado, la minimizó, creyendo que así, de ella se libraría, mas ella de su potencial ya sabía. Érase una vez un sin fin de normas absurdas, impuestas por el hombre para la mujer desmoralizar, sabiendo que sin moral ella no podía luchar. La naturaleza en su infinita sabiduría, permitió a la mujer su lugar en el mundo descubrir, aquel que la envidia del hombre no podía destruir. Érase una vez una campaña, iniciada entre ambos míticos personajes, libertad e igualdad tenia ella como mensajes. Uno con temor a su poder perder, a ser el guardia, el jurado, el juez y el verdugo, fue tanto su campo de acción que al final no pudo. La otra por estar no detrás, sino de lado, proponiendo nuevas reglas al juego de la vida, en el que ambos eran tratados en la misma medida. Érase una vez un acuerdo, el que tuvo el hombre sin querer que firmar, pues en ésta batalla, acababa la mujer de ganar. Mas, no acaba todo allí, puesto que el camino a ser iguales largo es, mujer, por tu bien todavía no te acomodes. El hombre nuevas formas buscará de oprimirte, mantente siempre alerta, que él no se rinde, quiere seguir siendo el que en todo mande. Érase una vez una mujer, antes maltratada, humillada y despreciada, ahora es fundamento, es valorada y respetada.
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Cristian Eteo B."¡Vuestra pluma nos hará libres!" Archivos
Mayo 2020
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