Dicha sea la verdad, del hombre de piel blanca
sin duda de muerte repentina, sin miedo y sin descanso eterno. Sea el tiempo un buen carcelero, sus grilletes la inmortalidad sin vida infinita, espacio no habrá cuando la muerte luche contra la vida, ordas de huesos sin humanidad alguna entonces sin demora vendrá, el frío invierno a la casa austera. Se acercan los muertos, que griten los vivos maten a sus señores y empaquen a sus hijos. Se acerca la larga noche, con un suave cántico fúnebre. Una canción de hielo y fuego Alfredo Junior Rieba Abe
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Cristian Eteo B."¡Vuestra pluma nos hará libres!" Archivos
Mayo 2020
PoesíaNarrativa |