Allí en aquella tierra que no es de nadie
Donde las tranquilas aguas de mi cansada mente Frente hace a las mil historias que llegan de repente Seduciendo a mi pulso caliente arraigados de no sé dónde. Mil prófugas palabras que de mi boca salen Huyendo de su prisión que es mi alma Hartos de que ella les niegue su vida y su calma Exigen la libertad que acostumbrados suelen. Ahí con las cadenas ya rotas y sin amo Que su voz susurre, diole rienda suelta Por si pronto le callaren, que baja o muy alta Verdad dicha y bien dicha asiste vida y consuelo. Si negare como tantos el poder de tu existir Oh, bendita prosa desdueñada de si, Mi triste boca aun callada, entre dientes por ti, Églogas cantara; todo por hacerte vivir. Leoncio M.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Cristian Eteo B."¡Vuestra pluma nos hará libres!" Archivos
Mayo 2020
PoesíaNarrativa |